Por: Eduardo Zaragoza
Salve, hermosísima, gema preciosa;
salve, esplendor de las doncellas, doncella gloriosa;
salve, lucero del mundo;
salve, rosa del mundo, Blancaflor y Helena, ¡Venus generosa!
FLORENCE AND THE MACHINE
HIGH AS HOPE (VIRGIN EMI RECORDS) 4/5
Cada movimiento que Florence Welch realiza está bien calculado. Además, de poseer una de las voces más privilegiadas de la actualidad, también es de destacar la inteligencia de la británica. High as Hope no es igual para nada a How Big, How Blue, How Beautiful de 2015. Welch es consciente de que para seguir sorprendiendo no puedes repetir el movimiento anterior; debes reinventarte y explorar nuevos horizontes. Así es como este nuevo LP encuentra su identidad y sentido con un enfoque minimalista y experimental.
Desde que el álbum abre con June podemos sentir esa atmósfera típica de un trabajo de Florence and the Machine, pero no hay tantas florituras como antes. Tal vez desnudando un poco su propia voz es como Welch alcanza un registro más íntimo y profundo. El primer corte del álbum es melancólico y seco, hasta desconcertante. Muy al estilo de Florence, pero al mismo tiempo distinto.
Hunger, uno de los sencillos, es una letanía de confesiones, llenas de dolor y remordimiento. Las consecuencias de sus actos la persiguen; el hambre es voraz, igual que la belleza de la misma canción. Hay cierta belleza en la oscuridad misma, y cierta poesía en aquello que puede destruirnos.
Y claro que hay amor, amor del más puro en High as Hope. Grace es un canto lleno de nostalgia y cariño a su hermana menor, uno crudo y directo, con delicados rastros de arrepentimiento. Mientras que Patricia está dedicada a la gran Patti Smith, la “Estrella del Norte” para Welch. Patricia es también una carta de amor para un ídolo, una figura de autoridad y un ejemplo a seguir. A final de cuentas ahí está el amor.
100 years es muy bizarra, con un escenario apocalíptico y lleno de desesperanza. Atractiva y poco común, recuerda más a un canto que hubiera escrito Matthew Bellamy, por la letra, que a una canción de la misma Welch. Y además es una de las partes mejor logradas del disco.
El cierre que presentan la triste The End of Love, tan bella y desgarradora a la vez, y No Choir nos permiten ver un poco de esa difícil vida que Florence Welch ha tenido que recorrer. Un corazón roto, desamor, amargura y resignación aparecen de manera elegante en The End of Love. Una espiral de destrucción interna, un huracán violento pero construido de manera sublime, sutil, anuncia el final de un sueño hermoso pero hiriente.
No Choir y su miedo por la falta de inspiración, por el miedo a la soledad, una soledad que no se termina jamás, es seguramente una de las melodías más sinceras que Welch haya firmado. Pero también es la culminación de una catarsis completa, liberadora y hasta poética. Aunque dura apenas 2:29, es un track hipnotizante, hermoso e impecable. Como ya nos tienen acostumbrados Florence and the Machine.
¿Oscuro? Sí. ¿Diferente? También. High as Hope es un álbum extraño, introspectivo y casi silente, muy discreto, y que además no será sencillo de digerir para la mayoría, pero justo por eso es hermoso y brillante. Escuchar este LP es un viaje único, es como estar enamorado; se trata de una montaña rusa de emociones, sensaciones y lugares a los que la mente y el corazón te pueden llevar. Sin amor no se entendería la vida, ni esta hermosa gema llamada High as Hope. Pareciera que al final del túnel sí hay luz, siempre hay esperanza, una que recitada por la hermosa voz de Florence Welch puede hacernos soñar, que nos hace recordar que se puede dudar del mismo cielo, incluso del mar. Pero dudar del amor, jamás.