Por: Eduardo Zaragoza
Larga vida al rey 4/5
De nueva cuenta hay una película de King Kong con personas corriendo, gritando y disparando mucho, con el nombre de Kong: La Isla Calavera, pero aunque sí, es una historia bien conocida y muchas veces contada, es un viaje que vale la pena.
Las cosas se ubican en 1973, al final de la Guerra de Vietnam. Una compañía llamada Monarca ha descubierto una isla en el Pacífico completamente aislada por un sistema de tormentas perpetuas, y por lo mismo es territorio inexplorado, 100% virgen y esperando a que los seres humanos lleguen a echarlo todo a perder.
Entonces Bill Randa (John Goodman), alto mando de Monarca, recluta al capitán James Conrad (Tom Hiddleston), un ex fuerzas especiales británico que puede rastrear lo que sea y además tiene el entrenamiento necesario para sobrevivir en la selva. También se gana su pasaje la fotógrafa Mason Weaver (Brie Larson), que se especializa en ir a la guerra para tomar fotos anti-guerra. Suele pasar. Ellos van escoltados por una compañía militar comandada por el Teniente Coronel Preston Packard (Samuel L. Jackson), un condecorado héroe con cierta inestabilidad mental debido a su desempeño en combate. Y sí, adivinaron, cuando llegan a la isla se encuentran con un simio gigante que es más que un rey en su tierra; es todo un Dios.
Jordan Vogt-Roberts acierta en poner el mayor peso de la cinta sobre Kong y también en las secuencias de acción, que son ciertamente increíbles. Desde la entrada del héroe titular, que es maravillosa, el director no duda en servirse con la cuchara grande a la hora de armar el espectáculo, porque vaya que es uno bueno. Hay reptiles, arañas, bueyes y un simio, todos en tamaño extra grande, y todos colosalmente poderosos, capaces de hacer cimbrar la tierra y la sala de cine al mismo tiempo. Cada secuencia de acción está muy bien lograda y es, además de muy divertida, genuinamente emocionante. Si tuviera que usar una sola palabra sería espectacular.
Si se quiere encontrar un punto flaco entonces habría que decir que las actuaciones no son brillantes, de hecho son cumplidoras, pero ni Hiddleston, Larson ni compañía realmente destacan en ningún momento, pero creo que esa fue la mejor decisión que se pudo tomar, por una simple razón: la estrella absoluta del filme es Kong.
A diferencia de Godzilla de Gareth Edwards, en esta ocasión se le otorga un papel secundario al reparto humano, para que el enorme simio pueda lucirse al 100% sin ningún miramiento. Y es que los efectos visuales están tan bien logrados y Kong es tan fastuoso que haberlo relegado a un simple personaje de reparto habría sido un pecado imperdonable.
Los otros dos grandes aciertos son el fenomenal soundtrack y los homenajes a las grandes cintas de la Guerra de Vietnam, entre las que destacan obviamente Cara de Guerra y Apocalipsis Ahora. Teniendo en mente ambos filmes, Vogt-Roberts junto con el director de fotografía Larry Fong, llegan a crear algunas tomas muy bellas y que de inmediato traen a la mente las cintas de Kubrick y Ford Coppola, y que sumándole la brutal acción de alta factura y un desarrollo ágil vuelven a Kong: La Isla Calavera el combo completo, un blockbuster redondo que entretiene a lo grande y que es el comienzo de algo enorme y monstruoso. El rey vive pero no está solo.
Kong: Skull Island (Warner)
Estados Unidos, 2017
Director: Jordan Vogt-Roberts
Elenco: Tom Hiddleston, Brie Larson, Samuel L. Jackson, John Goodman, Toby Kebbell y John C. Reilly.