Por: Eduardo Zaragoza
El monstruo enemigo de mi enemigo, es mi amigo. 3/5
Después de años y años de aventuras, Godzilla sigue vigente y dando guerra. Y créanme cuando les digo que se ve mejor que nunca.
Hollywood está ávido de vender caos y destrucción por el precio de un boleto de cine con todo y palomitas y refresco. Siendo honestos, a nosotros nos encanta la idea. Y Godzilla trae un destructofestival bajo el brazo. O pata, o como quieran llamarle.
La versión 2014 del Rey de los Monstruos es dirigida por el británico Gareth Edwards, quien después de debutar con la indie Monsters, tiene la responsabilidad de hacer una buena película de Gojira y no morir en el intento.
La trama arranca con un increíble hallazgo en una mina de Filipinas por parte del Dr. Ichiro Serizawa (Ken Watanabe) y la Dra. Vivienne Graham (Sally Hawkins). Lo que encuentran es el capullo de un MUTO (Organismo Terrestre Masivo No Identificado); en otras palabras, algo muy malo para nosotros, los humanos.
Mientras tanto, en la planta nuclear de Janjira en Japón, el ingeniero Joe Brody (Bryan Cranston) y su esposa, la científica nuclear Sandra (Juliette Binoche) la pasan muy mal al tener un desastre tipo Chernóbil o Fukushima. Tan mal que ella no lo cuenta.
15 años después, Ford (Aaron Taylor-Johnson), hijo de Joe y Sandra, es todo un militar experto en explosivos, muy al estilo Zona de Miedo, con una esposa llamada Elle (Eizabeth Olsen) y un hijo de nombre Sam (Carson Bolde). Además tiene una relación nada saludable con su padre, a quien cree loco y le guarda rencor por los sucesos del pasado; todo en pos de agregar más drama a la historia.
Un día los 2 regresan a Japón y se topan frente a frente con el temible MUTO.
Y a todo esto ustedes tal vez se pregunten ¿Y Godzilla?
Los minutos pasan y vemos escenas dramáticas, diálogos, más drama, y nada de Godzilla. Después de que MUTO llega a Hawái, por fin el monstruoso ídolo hace su triunfante y espectacular aparición. Y vaya que es espectacular. Pero tarda bastante.
Al igual que los párrafos anteriores, la película se empieza a saturar de paja sentimentaloide y momentos medio cursis que intentan hacer una conexión audiencia-personajes, pero todo se reduce a un montón de filme desperdiciado. ¿Por qué? Bueno, porque los personajes humanos, sí, pueden ser importantes, pero no, no son la parte medular de la película ni el acto principal.
Si tienes una película que se llama Godzilla, todo debe girar en torno a Godzilla, ciertamente. Es un mandamiento del cine de monstruos o Kaijus.
El guión de Max Borenstein, basado en una historia de Dave Callaham es, siendo diplomáticos, terrible. Y es terrible porque el drama con tintes Nolanescos y la solemnidad de The Dark Knight no tienen cabida en la película. Los lazos familiares y las lecciones de vida no entran en este juego. Esto no es una telenovela, es un blockbuster de verano lleno de explosiones y monstruos golpeándose y destruyendo todo como si no hubiera un mañana.
Las actuaciones se sienten acartonadas y tiesas, como sacadas de una película mexicana de los Bichir. A excepción de Sally Hawkins (¡qué talento tiene esa mujer!), los demás actores parecen estar trabajando con el freno de mano de principio a fin. Y lo mejor de todo es que eso importa un pepino, porque los MUTOs y Godzilla son una maravilla visual.
Sí, hay 2 MUTOs (uno más grande que el otro) y los 2 son grotescos, enormes y espectaculares. Los malos de esta cinta son terror garantizado para la humanidad y para alguno que otro espectador; pero no teman. Godzilla viene a salvar el día.
Además de verse apantallante y glorioso, el Rey de los Monstruos recupera la esencia original de aquellas películas de Serie B japonesas. Su postura y movimientos son iguales a los de los filmes en los que un disfraz y una maqueta creaban la ilusión. Pero en 2014 hay un compendio de magia y hechicería llamado Imágenes Generadas por Computadora (CGI) que hacen que uno quiera pararse y aplaudir al ver a Godzilla rugiendo en medio de San Francisco.
El enfrentamiento monstruo-monstruo-monstruo es digno de admirarse y aplaudirse, teniendo como un plus el placer exquisito de ver una ciudad reducida a escombros, como si fuera un videojuego y recibieras más puntos por cada edificio colapsado. Si no se emocionan con la secuencia final, atascada de gloriosa destrucción, es que tal vez nunca fueron niños o, peor aún, no tienen corazón. Y tal vez la trama y los actores de esta película tampoco tengan, pero el de Godzilla es tan grande, que con ése basta.
Godzilla (Warner)
Estados Unidos, Japón, 2014
Director: Gareth Edwards
Elenco: Aaron Taylor-Johnson, Elizabeth Olsen, Bryan Cranston, Ken Watanabe, Sally Hawkins, Juliette Binoche y David Strathairn.