Por: Eduardo Zaragoza
Un fragmento de lo que es el cine en sí mismo 5/5
A veces me siento sofocado por la vida, por todo lo que implica, las complicaciones. Todo con lo que uno debe lidiar en ocasiones es muy desgastante.
En el mundo del cine pasa lo mismo. Hay muchos productos que más allá de no tener calidad, son imitaciones y reproducciones de algo que alguna vez fue exitoso, que pudo gustar, o que simplemente alguien consideró prudente desarrollar. Hollywood ha extendido sus garras más allá de lo que debería y muchas películas son peores que una enfermedad infecciosa. Pero de vez en cuando llega algo de verdad relevante.
Birdman es una película extraordinaria, de eso no hay duda.
Michael Keaton interpreta a Riggan Thomson, un actor que alcanzó la fama hace varios años con el personaje de Birdman, un superhéroe de cómic con el que hizo millones en la pantalla grande. Tiempo después lucha por recuperar su carrera, destruida por los excesos y su enorme ego, con una obra de teatro en Broadway.
Ahí se topa con Mike Shiner (Edward Norton), un súper excéntrico actor que causa un sinfín de problemas dentro y fuera del escenario. Pero Mike empujará a Riggan para llevar su actuación y todo lo que conlleva al límite.
El guión de Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris Jr., y Armando Bo es explosivo. Va de 0 a 100 en un segundo. Pero es redondo y no tiene huecos. La edición de Douglas Crise y Stephen Mirrione es muy pulcra, pero no es lo mejor.
Emmanuel Lubezki se luce una vez más, con un trabajo de fotografía que merece sí o sí el Oscar. Con una maestría sorprendente, el Chivo logra hacer sentir que la cinta se logró en una sola toma, de corrido. Claro que no es así, pero el truco es impresionante y la composición e iluminación son monstruosas de verdad. No sé cómo lo lograron, pero no quiero saberlo porque es un hechizo realmente hermoso.
Y si lo técnico es impecable, Birdman escupe unas actuaciones soberbias.
Keaton jamás había estado mejor y apesta a Oscar con una interpretación en la que todos podemos vernos reflejados. Se siente muy triste, muy real, y esa tristeza es la piedra angular de una faena inolvidable.
El registro que entrega es impactante, lleno de vigor y energía y al mismo tiempo resulta muy emotivo observarlo en pantalla. El tipo es una bestia.
El resto del elenco no se queda atrás y echan chispas en cada escena.
Edward Norton tenía años de no actuar tan bien, Emma Stone no hace mucho ruido y está más que maravillosa. Con una simple mirada hace sentir una tragedia inmensa, pero con aires de esperanza.
Zach Galifianakis y Naomi Watts son tan geniales que hacen olvidar que están actuando, y en conjunto todos hacen una labor perfecta.
Había desaprobado todas y cada una de las cintas anteriores de Iñárritu, pero después de ver Birdman me queda claro que es un sujeto con mucho valor, que le gusta arriesgar, es innovador y ha logrado un filme visionario, espectacular, conmovedor, divertido y poderoso.
El mexicano creó un poderoso documento fílmico que escapa a las normas y a lo convencional, que se atreve a retar a los paradigmas, a lo establecido, burlándose y lamentándose de una era banal, vacía y vulgar. Y emerge heroicamente victorioso.
Birdman es un oasis en medio de un desierto de desolación, putrefacción y productos sin sentido e innecesarios. Es una de las mejores películas del 2014 y una de las mejores de este siglo. Es un fragmento de lo que es el cine en sí mismo, de lo que se alimenta, lo que aspira a ser. Podría decir que es una obra maestra y no estaría diciendo suficiente. Debo decir que, de principio a fin, es una obra de arte.
Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) (Fox Searchlight)
Estados Unidos, Canadá, 2014
Director: Alejandro González Iñárritu
Elenco: Michael Keaton, Edward Norton, Emma Stone, Naomi Watts y Zach Galifianakis.