Por: Eduardo Zaragoza
Un legado rumbo al Día del Juicio Final.
Nuestro mundo está al borde del colapso. Un gigantesco monstruo hambriento está a punto de engullirlo y no hay escapatoria.
La humanidad es una bestia que no tiene contemplaciones con nada, mucho menos consigo misma. Nuestra especie es impresionante, con una capacidad inusitada de crear maravillas y superarse en todo momento, y es por consiguiente, nuestra peor maldición.
Después del 11 de septiembre de 2001, el mundo se volvió un enorme escenario de guerra, pánico y muerte, y Matthew Bellamy usó esa realidad como plataforma para presentar su obra maestra.
Absolution fue lanzado en septiembre de 2003 de la mano de los productores John Cornfield, Rich Costey y Paul Reeve. El tercer álbum de Muse fue y sigue siendo una maravilla absoluta.
Bellamy se acompaña de un ejército para marchar a las mismísimas puertas del infierno y desencadenar una marea de fuego con la impresionante Apocalypse Please. Un piano fulgurante sirve la mesa para una letra arrolladora. “Es tiempo de que veamos un milagro. Vamos es tiempo de algo bíblico.” Y ciertamente lo es.
Absolution es un deslumbrante compendio de maestría. Es el Non Plus Ultra del poder que pueden desencadenar Matthew Bellamy, Chris Wolstenholme y Dominic Howard. Lo expuesto en Showbiz y Origin of Symmetry evoluciona y se magnifica de manera excelsa en el tercer trabajo de la banda. Pero además lo hacen de manera apantallante, espectacular.
Muse elabora un monumento musical inapelable, lleno de referencias al fin del mundo y construido a base de brillantes metáforas tan excéntricas como la temática del álbum mismo.
En 2003, George Bush y Tony Blair invadían Irak y se convertían en los personajes más odiados del globo, y Bellamy encontró el caldo de cultivo perfecto para lanzar su más grande ataque a la fecha. El hombre que había recibido reconocimiento con Origin of Symmetry estaba a punto de convertirse en un maestro total, y su opus se inscribiría en la historia como un fiel testamento de toda una era, y su inevitable y muy esperado final.
Absolution representa la cima de Muse en el sentido más estrictamente estético posible, con una realización que deriva en un resultado que debe definirse como artesanal, con toda la pretensión y arrogancia que debe conllevar. Y es lógico que así sea con un disco que fue concebido con el único propósito de estremecer por su grandilocuencia y ambición.
En algún momento, Martha Hurtado de Rolling Stone España, comparó los discos de Muse con “el techo de una iglesia romántica: prodigios abigarrados de cómo llenar absolutamente todo de grandeza” y Absolution es el rey de la colina en ése ámbito.
Bellamy no se guarda nada y funde todo su genio con el amor a la música en general, abarcando varios géneros, ordeñando sus miedos más paranoicos y fijaciones más arraigadas, plasmándolas en lo que podría ser el resultado de una alianza pictórica entre Francisco de Goya y David Alfaro Siqueiros, pero a nivel musical.
Exagerar con Absolution no tiene sentido. Sería inútil intentar minimizar a Time Is Running Out y Sing For Absolution por igual. La primera es un mega clásico de la banda que galopa con una gigantesca línea de bajo a lo dubstep casi 10 años antes de que el género naciera. Escuchar al público rugir el “Bury It, I Won’t Let You Bury It” en vivo es tan estremecedor como el poético lamento de Sing For Absolution. El himno que lleva parte del nombre del disco no es sólo un momento de pena verdadera por un amor, es un epitafio de la raza humana después de que el desierto de lo real finalmente nos ha consumido.
Absolution es la muestra de que los genios de antes aún existen. Matthew Bellamy estaba en el nivel más alto que le hemos visto, ejecutando algunas de las piezas más emblemáticas del rock de los últimos años, reventando su guitarra de manera furiosa en Stockholm Syndrome o The Small Print, pero dejando intacta la sensibilidad para reprocharle a la vida el por qué lo desalmado está en todas partes.
Falling Away With You es el acercamiento más visceral e íntimo en la hecatombe, bajando las revoluciones pero encerrando la grandeza del mundo y de la vida en una canción de exploración introspectiva que desemboca en un tema en el que la agrupación trabajaría a conciencia años más tarde en The Resistance: el amor.
La obra más faraónica de Muse no lo sería sin Butterflies & Hurricanes, a la fecha la más fastuosa y magnánima pieza de la banda (aunque no necesariamente la mejor). NME la define como la pieza central del álbum, y al menos en la ambición de la propia composición, como “La canción más poderosa que el mundo haya visto jamás.” Según la publicación británica, “Es sin duda el más grande mandamiento del disco, y también el más simple.” Butterflies & Hurricanes es a Muse lo que The Long And Winding Road es a The Beatles, ni más ni menos.
El esplendor de Hysteria jamás decaerá. Wolstenholme se volvió leyenda al ejecutar su mejor línea de bajo, una que parece más un acompañamiento de guitarra y que lo catapultó a ser la bestia que conocemos hoy. Una de las cumbres del álbum que brilla con luz propia y define el sonido de Muse sin lugar a dudas.
Bellamy se rinde ante su fascinación hacia la música clásica y crea una obra maestra en Blackout, con suntuosos arreglos de cuerdas para un vals que nos acompañaría el Día del Juicio Final.
Endlessly es un coqueteo con la electrónica que florecería en toda la obra subsecuente de Muse. Thoughts of a Dying Atheist retoma el reclamo de Megalomania hacia un Dios injusto y cruel, y Ruled By Secrecy siembra la duda de si las sociedades secretas dirigen al mundo, dejando ver la fascinación de Bellamy por los Illuminati.
Absolution es un prodigio; es lo más allá de lo épico en la construcción más barroca de su creador. Es una oda a la destrucción, al final de los tiempos. En el momento de su lanzamiento, fue el álbum más sorprendente de 2003, y 10 años después, se mantiene como el disco de rock más elegante y espectacular de la década.
Absolution es una bestia que permanece inmaculada, usando al tiempo como aliado para engrandecerse y alcanzar el estatus Nec Pluribus Impar en el canon musero. Es el disco que convirtió a Muse en una institución musical respetada y a Matthew Bellamy en un artesano y genio moderno de la música popular. El espectáculo del rock fue rediseñado con Absolution, probando que la emoción de la rebelión y la duda sistemática pueden convertirse en un show lleno de teatralidad y misticismo.
La obra maestra del trío de Teignmouth ha probado que, al menos hasta ahora, estaba 10 años adelantada a su tiempo, retratando un escenario que hoy es más actual que en 2003. El LP contiene la mejor y más profunda lírica de Bellamy, cristalizando su obsesión por la absolución de la humanidad en un tiempo en el que la esperanza se ha esfumado, pero ahí justamente está lo maravilloso y conmovedor del álbum. Muse clama con total sinceridad: “El mejor, tienes que ser el mejor. Tienes que cambiar el mundo y aprovechar esta oportunidad para ser escuchado. Tu momento es ahora.”
Absolution es una llamada a no rendirse, a no pensar en un más allá para remediar la situación. Hay que enderezar el camino en esta Tierra, en nuestro hogar, hay que unirse para frenar las guerras, para no sentirse demasiado viejo para soñar.
Absolution es un estandarte de la música, del arte. Es la voz, no de una generación, de toda una raza, de sus miedos, desastres y logros por igual. En 2003 Muse esculpió un clásico de clásicos, habían creado una leyenda que hoy celebramos con admiración y con devota fascinación.
Tal vez ha llegado el momento de que nuestra supremacía sea destruida y de caer. Pero podemos estar tranquilos al ver las maravillas que hemos creado, y Absolution es una joya que forma parte de nuestro legado rumbo al Día del Juicio Final.
MUSE
ABSOLUTION (TASTE MEDIA, A&E RECORDS, EAST WEST) 2003
Demaciados alagos, no para todos es el mejor album de Muse, me parecio un poco exagerado… falto hablar mas sobre algunas canciones, y menos en alabansas al album.
Hay varias cosas que no comparto, como de que Toughs of a Dying Atheist es un reclamo a un dios injusto, nada que ver, la letra habla, y dicho por Bellamy, sobre el sentimiento de alguien que no cree en la vida despues de la muerte, en la cumbre de la misma, sintiendo desesperacion por desaparecer sin mas, sin esperanza.
Espero con ansias el siguiente album 🙂
Me emocionó ya que este es el album por el que me enamoré de Muse. Sin embargo, comparto lo que dice arriba sobre Toughs of a dying atheist… aunque comprendo que para cada persona una canción puede tener distintos significados.