Por: Eduardo Zaragoza
El Nuevo Mundo ha de rescatar y liberar al antiguo 5/5
En ocasiones la calamidad puede tornarse en un inesperado triunfo. De la derrota y la desesperanza puede nacer la victoria. En la historia de los eventos humanos hay odiseas de éxito y triunfo que parecían ser totalmente imposibles; hay sucesos que cambian el rumbo de las cosas, sucesos que nos recuerdan que los milagros son reales. Lo sucedido en Dunkerque es una de esas historias.
El filme de Christopher Nolan tiene lugar en las costas de Dunkerque, Francia, en mayo de 1940, con las tropas británicas, francesas, polacas, belgas y canadienses completamente derrotadas. El ataque de las Wehrmacht fue tan brutal que obligó a los aliados a replegarse hasta donde el mar se encuentra con la arena, forzándolos a esperar por ser evacuados por sus naves de guerra, o ser exterminados por las fuerzas nazis. Sin esperanzas, con la voluntad hecha pedazos, y con el tiempo en contra, alrededor de 400,000 soldados británicos saben que la muerte llegará en cualquier momento, y sólo les queda esperar por un milagro, y eso fue lo que obtuvieron.
En las manos de Nolan, una historia de guerra como esta es más que eso, es más que una simple narración de los hechos; con el cineasta británico nunca es tan simple. Él va más allá de hacer una simple película, y Dunkerque es el más claro ejemplo. Ésta es la mejor película de guerra en muchísimos años, y probablemente la mejor realizada de todos los tiempos.
La trama se ramifica en 3 ejes: cielo, mar y tierra, con una duración de una hora, un día y una semana respectivamente, intercalándose una con la otra en todo momento, lo que resulta un poco complicado al inicio pero se aclara a la perfección mientras corren los minutos. A Nolan le gusta jugar con el tiempo y es justo lo que hace en esta cinta, convirtiéndolo en el personaje más determinante, en el enemigo de todos los soldados que luchan por sus vidas segundo a segundo. En una carrera por sobrevivir en contra del tiempo, uno lleva las de perder, pero la calamidad puede tornarse en un inesperado triunfo.
Filmada con absoluta maestría, Dunkerque es una cinta bélica completamente distinta a todas las que se han realizado antes. Es la perfecta comunión entre la monstruosidad de la Segunda Guerra Mundial, con sus horrores y sufrimiento al máximo, y el triunfo del espíritu en los momentos más tenebrosos, en las horas más terribles. Con un muy escaso número de diálogos y sin un protagonista bien definido, la pericia de Christopher Nolan es lograr un filme sin excesos, sin sentimentalismos baratos ni un patriotismo sintético; el gran acierto de esta película es contar una historia que resuena para todos, en muchos niveles, que se queda en la mente y perdura; Nolan ha realizado una de las cintas épicas más íntimas y minimalistas de las que se tenga memoria, y por eso es única en su clase.
Hermosamente retratada por Hoyte Van Hoytema, esta obra es colosal y tensa más allá de lo que las palabras puedan describir. La sensación de urgencia y el suspenso no se desvanecen conforme avanza la proyección, en parte gracias a la brillante y vigorosa banda sonora compuesta por Hans Zimmer, y también a la magistral edición de Lee Smith. Básicamente estamos hablando de una producción que debería proyectarse en todas las escuelas de cine de este planeta de hoy en adelante.
Además el trabajo de sonido es intimidante y espectacular; es tan estruendoso y está tan bien logrado que puede inculcar temor en momentos claves de la cinta, en esos en los que las revoluciones aumentan al máximo y la adrenalina se dispara, porque sí, es una película con enormes secuencias de acción que no le piden nada a otras producciones del género.
Ni que decir del guión, perfectamente llevado por Nolan, junto con las actuaciones sutiles e impecables de Mark Rylance, Cillian Murphy, Kenneth Branagh, James D’Arcy, Fionn Whitehead y Tom Hardy. Cuando un elenco así se pone a las órdenes de un maestro, el resultado no puede ser otro que lo más cercano a la perfección.
Un filme de la factura más alta, elegante, bravío y con una historia poderosa, emotiva y esperanzadora como pocas, Dunkerque es una de las películas más bellamente filmadas que jamás haya visto, una de las más conmovedoras y un triunfo magistral del séptimo arte en todo sentido. Es poesía en movimiento del más alto nivel y no solamente la mejor cinta del año, probablemente sea la mejor de lo que va de esta década. Esto la convierte en la película a la vanguardia en la carrera por el Oscar, en una absoluta obra maestra y en una nueva joya de Nolan, el cineasta que en plenitud de facultades es hoy por hoy el mejor realizador del orbe.
Dunkerque es uno de esos filmes que hay que ver una y otra vez, una referencia para tiempos venideros y un clásico instantáneo. La historia de la batalla en costas francesas es uno de esos sucesos que nos recuerdan que de la derrota y la desesperanza puede nacer la victoria, que los milagros son reales. Ésta no es sólo una película, es un pedazo de historia.
Dunkirk (Warner)
Reino Unido, Holanda, Francia, Estados Unidos, 2017
Director: Christopher Nolan
Elenco: Mark Rylance, Cillian Murphy, Kenneth Branagh, James D’Arcy, Fionn Whitehead y Tom Hardy