Por: Eduardo Zaragoza
Unirse y mirar nuestra bandera ascender 4.5/5
Corría el año de 2017, noviembre. Las salas de cine proyectaron Liga de la Justicia y el consenso fue generalizado; la cinta fue un fracaso colosal, uno que puso en jaque a todo el Universo Extendido de DC. Los críticos odiaron el proyecto y los fans lo detestaron aún más, y debido a esa rabia, tristeza e impotencia, se lanzó un grito de guerra a través de toda red social, medio digital, plataforma y de modo presencial que fuera posible; así nació el ahora histórico y legendario #ReleaseTheSnyderCut.
Sin tregua ni cuartel, sin retirada ni rendición, los fans enardecidos exigieron a Warner que lanzara el corte del director, para tener lo que ellos consideraban como la verdadera Liga de la Justicia.
Y es que durante la postproducción, Zack Snyder reveló que se retiraría del proyecto debido al suicidio de su hija, por lo que Warner contrató al cineasta Joss Whedon, responsable de las dos primeras entregas de Los Vengadores. Pero Whedon volvió a filmar gran parte del filme, cambiándolo radicalmente, haciéndolo más ligero y digerible, con humor forzado y poco efectivo, muy lejos de lo que Snyder había imaginado. Claro que todo fue por órdenes de los ejecutivos de Warner que no estaban conformes con el «pobre» desempeño de El Hombre de Acero y Batman V Superman tanto en taquilla como con la crítica. La plana mayor del estudio quería más chistes, más color, menos solemnidad, y claro, más billetes.
Pero el clamor popular no cesó. Sin retirada ni rendición, sin menguar en su intención, incluso cuando parecía que la esperanza se había perdido, jamás se aceptó un no por respuesta. Finalmente, tras años de remar contracorriente, se ha hecho justicia.
Si continúan leyendo esta reseña, les agradezco, y les digo honestamente que debe ser atípica, totalmente diferente porque el Corte de Snyder lo es. Estamos ante el corte del director más famoso y solicitado de todos los tiempos; el largometraje es un pedazo de historia, un punto de inflexión definitivo no solo en la industria, sino en la cultura popular. Es la conquista de la gente, para la gente. La muestra de que unidos no nos controlarán, y emergeremos victoriosos.
El argumento es el mismo que el de aquella cinta de 2017: Bruce Wayne (Ben Affleck), junto con la ayuda de Diana Prince (Gal Gadot) debe reunir un equipo de metahumanos para defender a la Tierra de una inminente invasión extraterrestre. La misión no es sencilla: hay que hacer que el equipo funcione unido, detener a los malos, y traer de regreso de la muerte a Superman (Henry Cavill).
Para disipar dudas rápidamente, sí, esta cinta es muy superior a la versión que se estrenó en cines en 2017. Y debo dejar en claro que aquel extraño experimento no me pareció nefasto al extremo. Claro que tampoco me sentí satisfecho, porque mi queja principal, además del guion resarcido y el resultante monstruo de Frankenstein, es que no era emocionante, emotiva, poderosa; de hecho resultaba entretenida, pero olvidable y decepcionante a final de cuentas, porque recordemos que La Liga de la Justicia cuenta con los 3 superhéroes más famosos e icónicos que hay, y debido a eso la exigencia era más que grande.
Olviden aquella cinta, el Corte de Snyder es espectacular, conmovedor y una carta de amor a los fans de DC que querían ver a sus héroes unidos por un bien mayor. Incluso más que eso, es un viaje catártico para el mismo Snyder y todos aquellos que pidieron que su visión se materializara.
Claro que hay escenas y secuencias que vimos con anterioridad, pero se trata de un animal muy diferente. La fotografía es más oscura, la acción es mucho más cruda e impactante, y dejando de lado la violencia que es bastante gráfica, los héroes y villanos se sienten muchísimo más poderosos, como tiene que ser.
La deslucida partitura de Danny Elfman es sustituida por una obra bravía y estruendosa por parte de Tom Holkenborg. El sello de la casa de Junkie XL con sus percusiones implacables van perfectamente de la mano con lo que vemos en pantalla. Además a lo largo del soundtrack hay muchas guitarras eléctricas que le imprimen bastante energía y eso lo agradezco en verdad. Es en serio que simplemente tener otra música hace que la experiencia cambie por completo.
La edición funciona bien aunque quizá la única queja sea precisamente la duración de 4 horas, que si bien se beneficia por la división en capítulos, es cierto que es una película larga con muchísima información por procesar, por lo que puede que se disfrute incluso más con una segunda revisión.
En este corte del director todos los héroes tienen la oportunidad de brillar, porque hay más soltura para narrar sobre sus contextos, lo que hay detrás de ellos. Los más beneficiados son claramente Victor Stone/Cyborg (Ray Fisher) y Barry Allen/Flash (Ezra Miller), con mayor peso en el desarrollo de la trama así como una conexión satisfactoria con el espectador. Ya no se trata de dos meros personajes de apoyo, sino de miembros vitales del equipo. Basta ver una secuencia trascendental en el clímax del largometraje que involucra a Flash y que es sumamente bella y perfectamente ejecutada.
Es ahí donde el Corte de Snyder brilla con total intensidad, en el departamento visual y pasional, donde el cineasta es un absoluto maestro. Uno de los realizadores con un sello distintivo e inconfundible elabora casi poéticamente momentos de hermosa belleza plástica. No exagero en decir que es una de las cintas de superhéroes mejor logradas visualmente, solo comparable con El Origen de la Justicia del mismo Snyder y creo que únicamente superada por la trilogía del Caballero de la Noche de Christopher Nolan.
Otra de las grandes razones del éxito del filme, además de poder ver a Superman vistiendo el glorioso traje negro, es que el villano principal, Steppenwolf, es un mucho, pero muchísimo mejor antagonista que en la versión anterior. El personaje al que Ciarán Hinds le presta su voz luce realmente bien, intimidante, poderoso, cruel, y además con motivaciones palpables que le otorgan profundidad y lo convierten en un némesis multidimensional, argumentalmente hablando.
Y quizá la joya de la corona sea poder ver al mismísimo Darkseid por primera vez en una película de este tipo. El máximo enemigo del universo DC no decepciona para nada, y aunque solamente es presentado para tener inferencia total en el futuro, la manera en la que Snyder lo hace dejará a cualquiera con ganas de más.
Zack Snyder no se guarda nada, como es costumbre, y en cada encuadre, cada secuencia, busca anotar un cuadrangular. Es un niño jugando con recursos prácticamente ilimitados que no se contiene ni un solo momento, todo en favor de complacer a aquellos fans que pidieron sin tregua este proyecto. No revelaré ningún spoiler, pero las oportunidades podrían ser infinitas con lo que el realizador plantea y propone.
Grandilocuente, poderosa, épica y espectacular, La Liga de la Justicia de Zack Snyder es una de las entregas cinematográficas del mundo del cómic de mayor envergadura que se hayan hecho. Es un triunfo no solamente por su ambición y dimensiones, lo es porque es una conquista para su director, para lo que representa en su carrera profesional y en su vida personal, por su hija, y primordialmente para todos aquellos que lucharon sin tregua ni cuartel, que nunca retrocedieron, jamás se rindieron. El corte de Snyder es un hito sin comparación, un parteaguas en el cine y la cultura popular, un proyecto histórico que se ha convertido en un clásico instantáneo, un filme que llegó para ser el estándar con el que filmes venideros serán comparados y cuantificados. Es la declaración más poderosa de que unidos hay que alzar la voz para ganar. Que juntos no nos controlarán, y emergeremos victoriosos.
Zack Snyder’s Justice League (Warner, HBO Max)
Estados Unidos, 2021
Director: Zack Snyder
Elenco: Ben Affleck, Henry Cavill, Gal Gadot, Jason Momoa, Ezra Miller y Ray Fisher