Por: Eduardo Zaragoza
El oscuro fondo y abismo del tiempo 2/5
Por octava ocasión un Episodio de La Guerra de las Galaxias se estrena en los cines y, como siempre, se trata de un gran acontecimiento. Aunque si soy honesto debo decir que no se trata del evento cinematográfico del año, ya que ese honor está en manos femeninas, pero vamos, es Star Wars.
Los Últimos Jedi es escrita y dirigida por Rian Johnson, realizador de talento más que reconocido y demostrado – la fantástica Looper es la prueba – y que ahora toma las riendas de la franquicia más grande, amada e importante de la industria fílmica, por lo que la presión y los ojos del mundo están sobre él.
El Episodio VIII inicia justo donde terminó El Despertar de la Fuerza; La Resistencia de la General Leia Organa (Carrie Fisher) está escapando de la tiránica y poderosa Primera Orden, evacuando su base en D’Qar. Los cruceros de los malos llegan en estampida pero los rebeldes huyen, aunque no por mucho, y los villanos les están respirando en la nuca. Mientras tanto, en Skellig Michael, perdón, Ahch-To, Rey (Daisy Ridley) va en busca del gran Maestro Jedi Luke Skywalker (Mark Hamill) para intentar convencerlo de que vuelva, luche junto con La Resistencia de su hermana, encienda una chispa de esperanza y paz en la galaxia y también, entrene a la joven poderosa con La Fuerza. Pero Luke está cansado, amargado, decepcionado y consternado por sus decisiones del pasado, y no volverá tan fácil, y las cosas se pondrán difíciles para los héroes, como siempre sucede.
No revelaré ningún spoiler en este texto, pero sí diré que Los Últimos Jedi no es La Primera Orden Contraataca, no hay más Estrellas de la Muerte y básicamente, no es la película que muchos pensarían, y eso es bueno, de hecho genial, pero también tiene factores negativos que no se pueden dejar de lado.
Johnson logra maquilar un filme más oscuro que El Despertar de la Fuerza, uno que tiene momentos de belleza plástica realmente destacables. La paleta de colores del director de fotografía Steve Yedlin es fría, pero juega con los contrastes como pocas cintas del género, y la considero la cinta más cautivadora a nivel visual de la saga junto con La Venganza de los Sith y Rogue One. Una escena en especial en la que una nave de La Resistencia se enfrenta a varios destructores de La Primera Orden está ejecutada magistralmente a una escala técnica.
Las actuaciones de Driver y Ridley son sólidas, y su química funciona a la perfección, por lo que las secuencias en las que Rey y el maestro de los Caballeros de Ren aparecen juntos son geniales, y quiero ver mucho más de ambos a la voz de ya. John Boyega, Oscar Isaac y Kelly Marie Tran, la cara nueva, hacen un gran trabajo también, y la legendaria Carrie Fisher entrega su última actuación como Leia a un gran nivel, y la sensación al verla es agridulce, al saber que nuestra princesa se ha unido a La Fuerza y no volverá.
Pero el punto y aparte del filme es Mark Hamill, con la que debe ser su mejor interpretación a la fecha, construyendo un Luke Skywalker humano, falible, temeroso, y al despojarlo del mito le otorga una complejidad propia de un gran héroe, uno multidimensional y palpable. El corazón de la película está en Hamill, y es por eso que este Episodio VIII tiene tanta vida.
Y no, no es una cinta perfecta, está muy lejos de serlo. Con una duración de 2 horas y 36 minutos es un viaje difícil y desgastante. La primera hora de proyección es muy lenta y hay situaciones extrañas, inexplicables y hasta absurdas. El viaje al casino de Canto Bight es horrendamente aburrido y decepcionante, pero forzadamente necesario en muchas formas, y eso es realmente incómodo. Hay momentos en los que no pasa absolutamente nada trascendental y en otros la saturación es tremenda, y hay personajes que son absolutamente innecesarios y olvidables, y eso también es muy irritante. Estamos hablando de una cinta a la que le sobran unos 40 o 45 minutos fácilmente. Pero la gran queja son las decisiones importantes que Johnson toma con personajes trascendentales, cambiando por completo el esquema de toda esta nueva saga, poniendo de cabeza casi todo, abriendo nuevos horizontes pero sepultando un sinfín de posibilidades que ya se habían cimentado y que ahora son solamente una mera anécdota. Cuando digo que una gran facción de los puristas de La Guerra de las Galaxias se han sentido traicionados y decepcionados no miento ni un poco, y tienen mucha razón en muchos niveles.
El Episodio VIII sin duda es polémico, a veces difícil y dará muchísimo de qué hablar, pero también es arriesgado, oscuro y espectacular, y si hay que reprocharle o cuestionarle a Johnson también se le debe agradecer que se haya atrevido a hacer cosas diferentes en una franquicia que está más que viva y que es adorada como ninguna, pero que realmente había traído muy pocas propuestas novedosas a la mesa, pero no en esta ocasión, y tal vez sea una perturbación en La Fuerza, pero el futuro siempre puede balancearse, y no hay que olvidar la palabra clave es y siempre ha sido esperanza.
Star Wars: The Last Jedi (Lucasfilm)
Estados Unidos, 2017
Director: Rian Johnson
Elenco: Mark Hamill, Carrie Fisher, Daisy Ridley, Adam Driver, John Boyega, Oscar Isaac y Laura Dern.