Por: Eduardo Zaragoza
Con la celebración del escalofrío a todo lo que da, no es mala idea juntarse algunas películas y música para poder estar al 100 este 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre. Sin más aquí tienen una pequeña lista de sustos empaquetados.
Fenómenos (Freaks 1932 Dir. Tod Browning)
En el Hollywood de oro también tuvieron su momento de gloria los monstruos y el cine de horror, para muestra están las cintas de Bela Lugosi y Boris Karloff que conservan un aire romántico y tradicionalista en toda su expresión; pero de esos ayeres se conserva otra obra que con el paso del tiempo acrecienta su leyenda y culto: Fenómenos. La película es la adaptación fílmica de la novela de Tod Robbins, Espuelas, y narra las desventuras de un enano de circo y su perdición por el amor hacia una trapecista sin discapacidad alguna pero con el puro interés hacia el maldito dinero del enano. Al descubrir la traición, el resto de los integrantes del circo deciden vengar a su amigo de una manera despiadada y macabra para hacer de la trapecista una más de su familia. Si están esperando monstruos, fantasmas, vampiros, hombres lobo y demás seres de ultratumba se van a decepcionar porque esta cinta sólo tiene escenas reales y crudas en serio; no hay maquillaje ni efectos especiales salvo una escena casi al final. Además, los actores son personas con capacidades diferentes, deformidades y trastornos psicológicos verdaderos, lo cual la convierte en una joya de un realismo impactante. Imperdible para los fans del buen horror en blanco y negro.
Nosferatu (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens 1922 Dir. Friedrich Wilhelm Murnau)
Siguiendo en la vena del cine clásico y en blanco y negro (y es que los filmes de este tipo tienen un aura de misticismo inigualable), no podemos dejar de lado esta legendaria película. La historia es la que bien conocemos acerca del vampiro de Bram Stoker, pero el estudio no pudo hacerse con los derechos del libro y por eso el director Murnau hizo su propia versión. Aquí no hay Inglaterra victoriana pero si tenemos de fondo a Alemania, y tampoco hay un Conde Drácula, en su lugar vemos al Conde Orlok. Pero lo destacable de la cinta son los recursos estéticos con los que es narrada; tomas y encuadres que parecen pinturas en movimiento y un aura macabra fascinante. Se dice que para lograr un realismo mayor, Murnau contrató al actor Max Schreck para interpretar al Conde Orlok y que se trataba de un vampiro de verdad. Esta leyenda negra ha servido para incrementar el culto del filme que se mantiene intacto hasta nuestros días. Muda y muy alejada del terror moderno, es una pieza de arte que se debe ver de noche y con las luces apagadas para honrar a Schreck y al vampiro que todos llevamos dentro.
Desde el infierno (From Hell 2001 Dir. Albert & Allen Hughes)
Para hablar de terror puro hay que hablar de lo más terrenal y más escalofriante: el asesino serial. Y que mejor que el celebérrimo Jack el Destripador haciendo de las suyas y sembrando terror en Londres. Los asesinatos de Mandil de cuero son parte de la cultura popular y ya se ha dicho todo acerca de ellos, pero en esta película, basada en el cómic del mismo nombre de Alan Moore, se indaga en el papel que la Corona pudo desempeñar, y sobre todo el trasfondo social de la época; el clasismo y marginación de un imperio que brillaba por su opulencia pero que dejaba que el grueso de la población se pudriera en sus insalubres calles. Ian Holm y Johnny Depp cumplen de manera impecable en éste ultra violento y sanguinario retrato del asesino en serie más famoso de la historia, y cuya trascendencia es inconmensurable para la humanidad, ya que por él la criminalística y ciencia forense tuvieron que evolucionar y volverse fundamentales, o haciendo una cita de Jack en la película: “Un día los hombres verán atrás y dirán que yo le di vida al siglo XX.”
Hasta el viento tiene miedo / Más negro que la noche (1968 y 1975 respectivamente. Dir. Carlos Enrique Taboada)
Nuestro México también le ha entrado al terror en la pantalla grande y ha salido airoso (no lo digo por Vacaciones de Terror) y le debemos 2 grandes cintas al mismo director. La carrera de Taboada siempre estuvo ligada al horror y el suspenso, y a pesar de que Veneno para las hadas (1984) es su obra más premiada, el binomio Hasta el viento… y Más negro… son las más famosas y quizá más incomprendidas de su filmografía junto con El libro de Piedra (1969). Lo fascinante de estas películas no son sus actuaciones ni su audio, el acierto del realizador es mostrar historias cargadas de tensión psicológica y personajes atormentados. El terror es sutil pero efectivo y en el terreno gótico son grandiosas muestras de que el guión es el elemento fundamental para contar una historia. En Hasta el viento tiene miedo el fantasma de una joven decide cobrar venganza de una tiránica Bernarda (Marga López), directora de un internado para señoritas. Y la tía Susana (Tamara Garina) regresa desde ultratumba para vengar la muerte de su amado gato negro Bécquer en Más negro que la noche; la venganza es el catalizador del miedo en ambas cintas y al final es un plato que de verdad se sirve mejor frío, frío como la muerte.
Macario (1960 Dir. Roberto Gavaldón)
Estrictamente hablando no es una película de terror, pero sí un relato acerca del bien y el mal y el día de muertos.
Macario es un indígena que debido a su situación precaria y a todos los hijos que debe mantener vive con un deseo solamente, comerse un guajolote entero él solo. Basada en una novela de Bruno Traven y a su vez inspirada en un cuento de los hermanos Grimm, es una cinta que alcanzó fama y prestigio a nivel internacional, tanto así que fue nominada al Oscar como mejor película en lengua extranjera. Macario plasma la fragilidad de la vida y los deseos que nos mantienen cautivos a lo largo de ésta. El respeto por las tradiciones y los valores hacia la familia son mostrados con figuras retóricas para concluir con un mensaje claro y sencillo: el propósito de la vida es morir.
También tenemos algunas sugerencias auditivas para pedir calaverita; algunos buenos soundtracks de terror:
Bram Stoker’s Dracula (Wojciech Kilar, Sony Music Entertainment)
Cuando Francis Ford Coppola dirigió Drácula, necesitaba una partitura a la altura del nuevo desafío y contrató al polaco Wojciech Kilar para el trabajo, y la música que compuso es una maravilla barroca que incluso supera a la misma película y te lleva de la mano por la historia del dragón. Con orquesta y coros como arma principal, este score no necesita imágenes para hacer sentir la frialdad del castillo de Hunyad ni la tristeza por la muerte. Los crescendos aparecen desde el inicio junto con arreglos para cuerdas que suenan sombríos y muy pesados, y hacen de éste, un majestuoso disco digno de escuchar y admirar; es como observar el techo de una iglesia atiborrado de imágenes que en este caso son sonidos que tienen una fuerte influencia de los ritmos de la Europa del Este, mezclados con voces que le dan un toque espectral y fantasmagórico que querrán escuchar una y otra vez.
(Destacadas: The Beginning, Vampire Hunters y The Storm)
The Ring – The Ring Two (Hans Zimmer, Henning Lohner & Martin Tillman, Decca Records)
Originalmente, El aro no contaba con un soundtrack a la venta en el momento de su exhibición en cines, pero después de ver el éxito financiero y de audiencia que tuvo la cinta, los ejecutivos del estudio decidieron que debía comercializarse un disco con la música, aprovechando el lanzamiento de la secuela en 2005, por lo que armaron este tándem mezclando composiciones de ambos filmes; y hay que agradecerles, porque es un trabajo memorable de Hans Zimmer. El álbum se sostiene solo en todo momento por la brillante estructura cambiante que posee y por ser en momentos melancólicamente aterrador. La historia cinematográfica que armó Gore Verbinski en la primera parte (y que desgraciadamente se perdió en la segunda) se apoya de manera perfecta con la música de Zimmer, y no la usa como fondo, sino como un personaje más; el valor de la película estriba en retratar una pesadilla en la que la vida de los personajes es infectada con un virus mental que desemboca en pánico mortal, en mostrar relaciones humanas fracturadas y disfuncionales que luchan por salir adelante ante la espectral amenaza de Samara Morgan y su implacable sed de muerte. La atmósfera es asfixiante por la frialdad con la que es relatada, y consigue fundir todos los sentimientos únicamente en un profundo miedo, como aquel árbol que parece incendiarse a la lejanía de la habitación de Samara. Y el soundtrack logra reflejar la misma tensión y desesperanza con melodías tenues en piano y demenciales arreglos para cuerdas que toman inspiración de la Psicosis de Bernard Herrmann. Excelente álbum, aun cuando siete días después de escucharlo, vayas a morir.
(Destacadas: The Well, Burning Tree y Television)
The omen (Jerry Goldsmith, 20th Century Fox)
La profecía, es para muchos, la película más aterradora que se haya filmado. Y tal vez lo sea o tal vez no, pero el soundtrack sí es el equivalente sonoro a sintonizar la programación del canal de las estrellas; malditamente escalofriante. Jerry Goldsmith usó orquesta y coros con voces en latín para crear una pesadilla auditiva, tipo canto gregoriano mezclado con misa de las 6 (tal vez de misa de las 666) que se volvió un clásico instantáneo, ¿no me creen verdad? Escuchen la parte de Ave Satani (Salve Satán) en la que se canta «Sanguis bibimus, corpus edimus, tolle corpus Satani» que a pesar de no estar bien pronunciado, seria algo así como “Bebemos la sangre, comemos la carne, que se levante el cuerpo de Satán”. El álbum dura alrededor de media hora, pero con eso fue suficiente para que Goldsmith se hiciera acreedor a un Oscar por mejor partitura musical, y también nos regalara el disco perfecto para escuchar cuando adoptemos a un niño con un comportamiento algo raro. De nada.
(Destacadas: Ave Satani y The Killer Storm)
Psycho: The Complete Original Motion Picture Score (Bernard Herrmann, Varèse Sarabande)
Hitchcock y Herrmann trabajaron juntos en otras películas, pero ésta es la más memorable de sus colaboraciones. Y es un soundtrack que todos hemos escuchado. Bueno, tal vez sólo una parte, justo cuando Marion Crane (Janet Leigh) es asesinada a cuchillazos en la regadera por un salvaje y desquiciado Norman Bates (Anthony Perkins), y que se volvió una de las escenas más clásicas de la historia del cine. Herrmann compuso la partitura sólo para cuerdas, y es así como escuchamos violines chirriantes que simulan gritos y que encajan perfectamente con la temática del filme, vaya después de todo hay un psicópata haciendo de las suyas. Con la edición completa no se puede desaprovechar este festín de locura musical. Es en serio.
(Destacadas: The Murder y la verdad todo el disco)