Por Eduardo Zaragoza

Si miras fijamente a la oscuridad, te devolverá la mirada  (4.5/5)

El maniqueísmo nos dice que cada cosa, cada suceso en este mundo tiene un lado positivo y uno negativo, blanco y negro, pero en el medio hay muchas tonalidades de gris, y es por eso que la vida se torna tan compleja.

Las ideas son contagiosas y resistentes a ser destruidas, y lo que podría ser un ideal de justicia en mente de alguien, para otra persona podría ser el pretexto perfecto para el caos y el horror.

En Batman, el cineasta Matt Reeves expone preceptos de sentido básico, como la pérdida, el dolor, la ira, la venganza, la corrupción, el caos y la locura, pero lo hace basándose en el concepto incuestionable de que para toda acción existe una reacción, igual y opuesta.

No estamos ante una historia de origen, pero de cierta forma lo es, porque aunque Bruce Wayne (Robert Pattinson) se encuentra en su segundo año como el Hombre Murciélago, aún está descifrando lo que esto significa y su propósito, más allá de combatir criminales e infundir miedo en aquellos que quebrantan la ley, y mediante esta búsqueda, Reeves nos regala no solamente una alegoría bellísima de la naturaleza humana, sino una extraordinaria película que merece ser admirada por todas sus aristas.

No hablaré mucho sobre la trama, pero se centra en un sádico asesino conocido como El Acertijo (Paul Dano), que ha convertido en sus víctimas a varios políticos y figuras prominentes de Ciudad Gótica. Ahí es donde hace acto de presencia Batman junto con su aliado, el teniente James Gordon (Jeffrey Wright), investigando los asesinatos y las pistas que el asesino va dejando, desenmarañando una red de corrupción, secretos, mentiras y oscuros personajes que tienen a Gótica sumida en una ola de crimen y desesperación que ha llevado a la gente a estallar en miedo e ira; el caldo de cultivo perfecto para el desastre.

Los aciertos del filme son muchos, comenzando por un magistral elenco que hace un trabajo formidable. Pattinson es un gran Batman, sumamente poderoso en el aspecto físico, haciendo uso de su inteligencia para poder desenvolverse como el gran detective que los cómics retratan. Pero algo en la mirada de Pattinson y su interpretación, en momentos prácticamente silente, le otorgan a su Batman, y sobre todo a su Bruce Wayne, una melancolía y un dolor que lo atormentan y lo han convertido en un instrumento lleno de rencor, buscando venganza por doquier.

Paul Dano brilla como el desquiciado Acertijo, en su faceta más demente que le hemos visto en la gran pantalla, poniendo a temblar de pánico a toda Gótica. Dano, enmascarado casi todo su tiempo en pantalla, actúa solamente mediante su mirada y su voz, lo que le otorga aún más valor a su demente villano.

Cada que Jeffrey Wright aparece es un deleite disfrutar de su Gordon, y la Selina Kyle de Zoë Kravitz es una magnífica Gatúbela en sus primeros pasos como la ladrona que se oculta en la penumbra. Andy Serkis es un Alfred nada paternal y algo duro, pero muy efectivo, y John Turturro es un escalofriante e intimidante Carmine Falcone. Pero si alguien se lleva todos los reflectores y se roba cada escena en la que aparece es Colin Farrell. Su Oz es perversamente divertido y malvado, pero inteligente y con un aura de misterio que hace que quieras más y más. Afortunadamente HBO Max ya prepara una serie sobre los orígenes del personaje.

Pero como ya mencionaba, la valía de esta cinta se encuentra en todas sus aristas, y no solamente en algunas. La música de Michael Giacchino es oscura, hermosa y hechizaste. La edición de William Hoy y Tyler Nelson es precisa, pero vertiginosa cuando se necesita. Y la fotografía de Greig Fraser sólo podría describirse como perfecta. Estamos ante la Ciudad Gótica retratada de forma más oscura y deprimente posible, y eso es todo un halago.

Y de entre todos los cumplidos, quizá el mayor sea la visión de Reeves, confeccionando un thriller en toda la extensión de la palabra, al menos en gran parte del filme. Un ejemplo de cine negro que está más cerca de Seven o Zodiaco, ambas de David Fincher. Porque la psique de los personajes y sus motivaciones son las que cargan el mayor peso de la película.

En la cinta, Batman ya es conocido por ese nombre, pero también como Venganza, y es justo ahí donde está uno de los elementos geniales; si usas la venganza como catalizador, otros también lo harán pero con propósitos oscuros y terribles, por lo que Batman debe alzarse como algo más, como un símbolo, un ideal. El miedo es poderoso y cumple muy bien con el objetivo, pero no deja de ser miedo, y para poder aspirar a salvar a toda una ciudad se debe ser algo más, y eso se llama esperanza.

Grande, poderosa, oscura, impactante y llena de momentos espectaculares, Batman es un extraordinario ejercicio cinematográfico, no solamente del cine de superhéroes, sino de la cinematografía en general. Comparte varios aspectos con la legendaria trilogía de Christopher Nolan, y algunos los lleva incluso más allá. Es un largometraje excepcionalmente filmado, realizado con pasión, que a pesar de no ser perfecto (dura casi 3 horas y el tercer acto se separa un poco del tono del resto de la película), sí es una obra redonda, absolutamente satisfactoria, que es un éxito total y de la cual queremos ver más. Es un caballero oscuro que no habíamos visto antes y que merece todos los reflectores encima.

Después de haberla visto, debo decir que es tu turno de mover Marvel, pero será complicado encontrar un personaje tan humano, complejo, de alcances tan profundos y con tanta oscuridad como el que lleva al murciélago en su pecho. El héroe cuya señal en el cielo no solamente es un llamado, es una advertencia.

The Batman (Warner, DC) 

Estados Unidos, 2017

Director: Matt Reeves

Elenco: Robert Pattinson, Paul Dano, Zoë Kravitz, Jeffrey Wright, Colin Farrell, Andy Serkis y John Turturro