Por: Eduardo Zaragoza

GHOST

IMPERA (LOMA VISTA)  3.5/5

El poder y la gloria, el éxtasis del oro, la vida eterna. Los sueños de grandeza forjan imperios, crean leyendas, pero nada dura para siempre y hasta los imperios caen, para nunca más volverse a levantar.

Es 2022 y entra Ghost en escena con Impera, su quinta placa de estudio; parte espectáculo colosal diseñado para el rock de arenas que los suecos despliegan de forma impecable, y parte álbum conceptual sobre el ascenso y subsecuente caída de los imperios a lo largo de la historia de la humanidad, que sirve obviamente como analogía de la naturaleza de nuestra especie y del por qué nada dura para siempre y un crecimiento infinito es insostenible.

En 2018 Prequelle se convirtió en la tesis de Tobias Forge sobre la Muerte Negra que azotó sin misericordia a Europa en el Siglo XIV, y que, en una ironía del destino, sirvió como predicción de la pandemia que aún diezma a nuestro planeta. Y ahora Forge usa el poder de su banda para decirnos que la gloria, aunque parezca eterna, no lo es.

Jamás he considerado a Ghost como una banda de metal per se, porque Forge es un músico con mil influencias y que nunca se ha decantado solamente por el heavy metal; de hecho a lo largo de la discografía «satánica» de Ghost podemos encontrar tantos géneros amalgamados que podría decir que el actual Papa Hemeritus IV y sus Ghouls y Ghouletes tocan el género musical llamado Ghost.

Impera es quizá la obra más grandilocuente de Forge, con canciones confeccionadas a la medida para que miles de personas canten a todo pulmón en el Imperatour que actualmente se lleva a cabo por varias arenas del globo, y aunque creo que es un disco realmente bueno, tampoco es una entrega perfecta.

Imperium con su dulce melodía de guitarras es una tremenda intro para después seguir con la «alegre» Kaisarion, una canción titulada en honor al Faraón Cesarión, hijo de Cleopatra y Julio César. El mismo Forge declaró que no suele componer así, ya que por lo regular sus canciones son más oscuras, y Kaisarion no lo es. Es distinta a lo que anteriormente habíamos escuchado de la banda, pero algo en ella no acaba de convencer, y es que quizá se note bastante que Forge estaba fuera de su territorio, rindiendo cierto homenaje a los grandes emblemas sonoros de uno de sus grandes amores musicales: Iron Maiden.

Impera es mejor cuando se oculta entre las sombras y se torna minimalista, buscando una aproximación más íntima. Tanto Call Me Little Sunshine como Darkness at the Heart of my Love quizá sean los puntos más altos del LP. La primera es oscura y llena de teatralidad y ocultismo, con vestigios de la enorme Cirice, mientras que la segunda es una balada de profundos alcances, que claro que se siente muy ochentera, pero es cuando podemos vislumbrar a Forge entregando su más pasional versión musical sin restricciones.

Grifwood sigue ese camino retro estilo 80s que seguramente será un hit tanto para bailar como para cantar en vivo, mientras que Watcher in the Sky es innegablemente poderosa; con riffs estruendosos y llenos de adrenalina, muy a la Iron Maiden y Scorpions, es uno de los mejores tracks de la placa, aunque es cierto que también peca de larga y repetitiva.

Quizá Twenties sea el experimento más bizarro e interesante de Impera; con el incesante ritmo del dembow, Forge construye una suerte de reggaeton metalero que aunque es muy divertido y tiene poder para sacudir hasta a un muerto, también se vuelve repetitiva y algo monótona por lo mismo.

Para nada es una obra maestra ni un clásico instantáneo, pero Impera tiene pasajes brillantes de genialidad musical que nos demuestra que su creador es un músico incansable, lleno de ideas venidas de  mil lugares diferentes que buscan encumbrarse en melodías que seguramente harán las delicias de los fans y otros no tanto. Si los poderes de Tobias Forge sirven para algo más que llenar arenas e incendiarlas con poderosos riffs y coros, entonces los jerarcas y sus imperios deben estar aterrados, porque la gloria nunca es eterna y nada dura para siempre.