Por: Eduardo Zaragoza

Para ti, Katia

De lo que están hechas las leyendas   5/5

Cualquiera que haya asistido a un concierto de Muse sabe que se trata de toda una experiencia. Un asalto a los sentidos como pocas cosas sobre la faz de esta Tierra. La experiencia ha sido trasladada a la pantalla grande una vez más, ahora con el Drones World Tour.

En 2013 pudimos apreciar Live at Rome Olympic Stadium, y fue totalmente fastuoso. Ahora es turno de apreciar el poder del trío de Devon con una filmación durante la gira promocional de su séptimo LP de estudio titulado Drones. Y el resultado es, una vez más, fenomenal.

Con extractos de presentaciones en Berlín, Amsterdam y Milán, Drones World Tour nos mete de lleno a la acción de inmediato. Pero esta vez el escenario es una arena en vez de un estadio, y gracias a eso hay más oscuridad y se siente más compacto, incluso más cerca de Bellamy, Wolstenholme y Howard. La transición al filme es completamente satisfactoria, muy teatral y dramática. La interpretación de cada pieza musical también lo es, y gracias a que Drones marcó un regreso a la instrumentación básica de guitarra, bajo y batería, con canciones más potentes y pesadas, las cosas explotan desde el comienzo.

El poderoso y espectacular riff de Psycho retumba mientras decenas de miles de gargantas lo corean y estallan en jubilo. Bellamy y compañía responden con toda la energía posible y se entregan por completo a sus fieles fans alemanes. La fotografía es magnífica, y aunque algunos efectos añadidos en la postproducción podrían resultar extraños, también acentúan el frenesí experimentado en el momento.

Hay drones volando, luces, un escenario en el centro de la arena y Reapers ya suena en ese momento. Poderosa, rabiosa y contundente, Reapers es de esos tracks que suenan mejor en vivo, y mucho mejor en esta entrega. Digna de verse una y otra vez.

Uno de los puntos a favor de Drones World Tour es que va directo a la yugular y no se anda con rodeos. Tras ser golpeados por el binomio Psycho-Reapers, Hysteria asoma los colmillos, como ya es costumbre. Uno de los más grandes clásicos del bestiario musero siempre es recibido con adoración total por la audiencia. A 15 años de su lanzamiento, cada vez suena mejor.

Sí, la película va a la yugular, y no tiene canciones que podrían considerarse de relleno. La elección de los cortes es fenomenal y se agradece que se apegaran a aquellos indispensables del álbum en promoción, y a los clásicos medulares en los shows de Muse.

No hay una sola pieza ejecutada que no sea menos que genial. Todas están a la altura. Time is Running Out enamora como lo ha hecho desde hace años, Supermassive Black Hole no deja de emocionar por su potencia en vivo, Uprising enchina la piel con su incendiaria vitalidad y la gente gritando a todo pulmón. Pero de destacar son The Handler y The Globalist. La primera, la mejor canción de Drones, la más oscura y poderosa es realmente sublime en vivo. El despliegue visual es asombroso e intimidante, al nivel de la misma canción. Ver al titiritero que jala de los hilos siempre es fabuloso.

La mini sinfonía The Globalist es extraordinaria y aunque no alcanza el estatus pletórico de la magnífica Citizen Erased, sí se trata de una canción que en vivo te puede tirar todos los dientes sin miramientos. Y el final/homenaje a Nimrod de Sir Edward Elgar no podría ser más emotivo.

Las transiciones son excepcionales, la edición perfecta, de relojero, y la fotografía no podría ser mejor, sutil y muy realista. Simplemente es un proyecto de la más alta categoría. Obviamente.

Esperen al encore para llevarse una pequeña sorpresa, muy agradable. Antes de sentir la emoción de Mercy habrá una vieja conocida de los fans, una joya majestuosa que impacta y desconcierta. Agradezco que ese track del Black Holes and Revelations haya entrado en el corte final, al igual que todos los fans.

Tal vez antes de escuchar la legendaria Knights of Cydonia habría sido maravilloso poder disfrutar de algún clásico de antaño, y quizá esa sería la única queja que tendría con este filme, pero no es un reproche que le reste méritos ni mucho menos, es más bien una mera petición, un sueño que habría sido hermoso ver convertirse en realidad.

Espectacular, emotiva y poderosa, Drones World Tour demuestra que Muse es un monstruo en el escenario, una máquina de guerra cuando de dar un show se trata, más que una simple banda. Un evento de una sola noche se transforma en un acontecimiento que trasciende, que dura para siempre y que se queda en la memoria. Simplemente es el material del que están hechas las leyendas.